miércoles, mayo 25, 2005

cosas que pasan (II)

unas ricas lentejas nos esperan a la hora del rancho, mientras hacemos la fila para recibir nuestra ración, otro compañero nos reparte los panes (frios y duros...), bueno a esta altura no hay regaño que supere el hambre que invade nuestras tripas. Una vez que nos reparten la legumbre en cuestión, nos grita el sargento..."estamos en ejercicio de guerra asi que todos a esconderse entre los matorrales a comer"...acto seguido agarra un palo y empieza a corretear a los que tiene más cerca, sin piedad observa como algunos se tropiezan y dejan caer sus lentejitas al suelo, claro como este gil tiene servido su almuerzo con mantel y todo, le da lo mismo. ¿y los que perdieron su almuerzo mi sargento?... "agradezcan que no perdieron la vida los mal nacidos" su sabia respuesta. Ya entre los matorrales, que miden menos de 50 centimetros, y como a esta altura los lazos afectivos superan cualquier "inconveniente", le repartimos a los mal afortunados "hoy por ti, mañana por mi" es la máxima.
Luego de extensos y relajados 10 minutos que nos dan para comer (tragan y después mastican), nos preparamos para continuar la instrucción de tiro, nuevamente obtengo la mejor "performance" y junto con otros 10 conformamos el grupo de "tiradores escogidos"

asi con los milicos...


Ya dentro del selecto grupo, nos instruyen en las artes del asesinato selectivo, bla bla bla... la lata de un oficial que con la pinta que tiene seguro se mea los pantalones a la primera sospecha de conflicto bélico. De pronto se nos acerca el sargento Guerrero (que apellido más ad-hoc), borracho por cierto, con una bala en la mano... grita "Soooooooooooooooooldado garcíaaaaaaaa, venga pa aca... ¿ve esta bala?, quiero que con ella derribe ese objetivo, a ver si es tan seco, ¿acaso no es un tirador escogido?". Y resulta que el objeto en cuestión no era ni más ni menos que un globo amarrado de unas ramas como a 200 metros... y con el viento reinante se movía MUCHO, por no decir c a l e t a. Temeroso recibí la bala y me preparé para la hazaña. Cuando estaba listo para hacer el disparo, el sargento interrumpe mi momento de concentración máxima y me dice al oido "si no destruye el blanco sus compañeros lo pagarán"... p e o r ! ... sentí como me tiritaba hasta el dedo chico, pero ya nada quedaba por hacer, solo jalar el gatillo y entregarme a diosito ito ito. Respiré profundo, cerré los ojos (esto no se lo cuenten a nadie), y disparé... aún con los ojos cerrados escuché una explosión de jolgorio, aplausos y gritos, no entendía... ¿le habré achuntado?... asi fue, con la tremenda suerte que me caracteriza y hace safar de los más increíbles acontecimientos, logré superar el desafío impuesto por aquel pastel militar. Por eternos segundos ni quise mirarlo a la cara, pero luego sentí unos palmazos en la espalda como signo de aprobación y diciendome en voz baja... bien hecho saco'e wea !!!
gracias master :D